Clara tiene 25 años , desde siempre ha sido una chica muy inteligente, educada, muy religiosa y con muchas metas en la vida.
Terminó sus estudios en el instituto con una nota muy alta, y con gran ilusión marchó a Madrid a estudiar Bellas Artes. Su sueño, ser pintora ,ya que tenía una gran imaginación , y pintaba de maravilla. A lo largo de su vida, demostró ser muy independiente con lo cual, cuando terminó la carrera, gracias a sus excelentes cualidades, la contrataron en una de las mejores escuelas de pintura en Barcelona, y no se lo pensó dos veces.
Al cabo de un tiempo, todo empezó a cambiar ,Clara no se sentía totalmente feliz, las cosas que hacía, la gente, y todo lo que giraba alrededor de ella la agobiaba. La gente llegaba todas las mañanas con muchos problemas y caras tristes al trabajo y no disfrutaban de él.
Cuando paseaba , comenzó a observar que no todo el mundo era feliz y apenas sonreían como ella lo hacía. Por la calle todo el mundo se aislaba , nadie interactuaba con nadie, ellos eran el centro de su universo, no intercambian ni miradas, ni diálogos, NADA. Clara empezó a pensar y a hacerse preguntas a las qué no encontraba respuesta…
A consecuencia de esto Clara entro en depresión , y sus padres decidieron traérsela a su casa, a su pueblo natal.
Pasaron un par de años, y estaba del todo recuperada. Surgió de nuevo una ilusión por que vivir y así , a instancias de sus médicos, empezó a trabajar como voluntaria, en una residencia religiosa, ya que le gustaba interactuar con las personas mayores.
A sorpresa de sus padres , Clara decidió ayudar a esas personas que han llegado a la vejez y a las que el paso del tiempo les ha regalado un montón de satisfacciones personales, pero a las que ,a veces por circunstancias de la vida, tienen que terminar sus días postrados en una cama, con enfermedades que les limitan para poder moverse por si mismos o a las que les invade una soledad no buscada. Entrar en un convento en Córdoba, le daba la oportunidad de ayudar en lo que podía a estas personas. A ellas le regalaba su tiempo. Un tiempo que le llenaba por completo ya que a cambio recibía todo el cariño, sonrisas de agradecimiento y largas conversaciones en un patio cordobés lleno de flores en primavera, y suaves temperaturas a lo largo del año.
Actualmente Clara sonríe. Ha tomado los hábitos y su familia está satisfecha y feliz . A veces sus padres creen que su hija puede estar sola lejos de ellos. Pero Clara dice que no está sola, dice que vive con la FELICIDAD.