domingo, 3 de junio de 2012

La carta de Gabriel García Marquez

Aquí os dejo una carta escrita por Gabriel García Marquez,es una reflexión de su vida, y al leerla da que pensar la manera que tenemos de ver y vivir la vida.
"Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de 
trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo 
que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo. 
Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que 
significan. Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto 
que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz. 
Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás 
duermen. Escucharía cuando los demás hablan, y cómo disfrutaría de un 
buen helado de chocolate! Si Dios me obsequiara un trozo de vida, 
vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, 
no solamente mi cuerpo sino mi alma. 
Dios mío, si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre el 
hielo, esperaría a que saliera el sol. Pintaría con un sueño de Van 
Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, y una canción de 
Serrat seria la serenata que les ofrecería a la luna. Regaría con mis 
lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el 
encarnado beso de sus pétalos...

Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida... No dejaría pasar un solo 
día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero. Convencería a 
cada mujer u hombre de que son mis favoritos y viviría enamorado del 
amor. 
A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan 
de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan 
de enamorarse! 
A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese a 
volar. A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la 
vejez, sino con el olvido.

Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres... He aprendido que 
todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la 
verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada. 
He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, 
por vez primera, el dedo de padre, lo tiene atrapado por siempre. He 
aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia 
abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse. 
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero 
realmente de mucho no habrán de servir, porque cuando me guarden 
dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo."

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